State nursing home workers deserve a modest raise
Luke Bronin and Rob Baril
Every day, over 1,300 Hartford residents go to work to care for the sick, the elderly, and the disabled in our nursing homes — caring for those most in need and compassionately aiding our elders in their final years. They are the nurses, certified nursing assistants, receptionists, dietary and maintenance staff of the New England Health Care Employees Union, District 1199 SEIU.
Without these dedicated employees, thousands of our most vulnerable residents in Connecticut would lose vital care. Relationships of trust and companionship would be interrupted or lost. Even today, there is a shortage of nursing home workers here and around the nation, and our nursing homes struggle to fill these important jobs.
Gov. Ned Lamont and the General Assembly face the difficult task of balancing billion-dollar deficits, and we should all commend and appreciate the good faith and seriousness with which they’ve approached their work this session. There is no low-hanging fruit to pick, and whatever the final budget looks like, there will be important programs and services unfunded or underfunded.
But as the budget negotiations move toward the finish line, we urge the governor and the legislature to approve modest raises for these nursing home workers — just keeping up with the rate of inflation.
Without these raises, they will go six years with a single 2 percent raise. And for many of these employees, if they are supporting a family of four, their income keeps that family just a few thousand dollars above the poverty line.
Careene Reid is a full-time certified nursing assistant at Trinity Hill Care Center in Hartford. A mother of three daughters, she supplements her household income with a second job, putting in nearly 60 hours of work to make ends meet. Since 2015, she’s had one raise that amounted to 27 cents an hour. Today she makes $15.12 an hour — and she will continue to make that amount without the raise her union is advocating for.
Howard Francis is a 49-year-old father of two who works full-time as a janitor at Fresh River Healthcare in East Windsor for just over $13 an hour. He gave up his cell phone because he couldn’t afford the monthly payment, and his bank account is often over-drafted. He also has medical bills piling up.
Giving Careene, Howard and their colleagues a modest raise will make a difference for thousands of families across our state. We hear a lot about people looking to leave Connecticut. These employees are not leaving. They are living in our communities. They are mothers, fathers, grandparents supporting loved ones and contributing to our cities and towns. And you don’t have to be an economist to know that a modest increase in income for lower-paid employees is likely to be spent on goods and services locally, supporting our local economy.
These raises will also allow nursing homes to recruit and retain valuable caregivers, thereby improving the quality of services for patients and residents. We all believe our seniors deserve high quality care, so we should all support those who provide that care.
The members of 1199 do not want to strike. They have already called off the strike deadline of May 1 because the governor has assured them he takes their concerns seriously. That’s a positive step. We hope the state will see that helping these healthcare workers and caretakers keep up with the cost of living will help all of us, and all of our communities.
Luke Bronin is the Mayor of Hartford, and Rob Baril is president of the New England Health Care Employees Union, District 1199 SEIU
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Trabajadores de asilos se merecen un aumento moderado
Luke Bronin y Rob Baril
Todos los días, más de 1,300 residentes de Hartford salen a trabajar por los enfermos, los ancianos, y personas con discapacidades en nuestros asilos – cuidando de los más necesitados y ayudando a nuestros envejecientes con compasión en sus años postreros. Son las enfermeras, las asistentes de enfermería certificadas, recepcionistas, y empleados de alimentación y mantenimiento de la Unión de Empleados de la Salud de Nueva Inglaterra, Distrito 1199 SEIU.
En ausencia de estos empleados dedicados, miles de nuestros residentes más vulnerables en Connecticut perderían su cuidado vital. Las relaciones de confianza y acompañamiento serían interrumpidas o desaparecerían. Hoy en día, ya existe una escasez de trabajadores de asilos aquí y a través de toda la nación, y nuestros asilos enfrentan retos para lograr llenar estas plazas tan importantes.
El gobernador Ned Lamont y la Asamblea General enfrentan la dura tarea de balancear déficits de miles de millones de dólares, y todos debemos agradecer y apreciar la buena fe y la seriedad con la que han hecho su trabajo en esta sesión. No hay decisiones fáciles para solucionar el problema, y el presupuesto final de alguna u otra forma dejará algunos programas y servicios importantes sin fondos o con menos fondos de lo requerido.
Pero mientras las negociaciones del presupuesto se acercan a la meta final, le urgimos al gobernador y a la legislatura que aprueben aumentos moderados para estos trabajadores de los asilos – prácticamente se trata de mantener sus sueldos actualizados con la tasa de inflación.
Sin estos aumentos, pasarán seis años con un solo aumento del 2 por ciento. Y para muchos de estos empleados, si tienen que mantener una familia de cuatro personas, sus ingresos mantienen a esa familia tan solo unos miles de dólares sobre el nivel de pobreza.
Careene Reid es una asistente de enfermería certificada a tiempo completo en el Trinity Hill Care Center de Hartford. Madre de tres hijas, Careene suplementa sus ingresos con un segundo trabajo, acumulando cerca de 60 horas laborales cada semana para poder pagar sus deudas. Desde 2015, ha recibido un solo aumento de 27 centavos la hora. Hoy, Careene se gana $15.12 la hora — y ella seguirá con el mismo salario si no se concede el aumento que su unión ha pedido.
Howard Francis tiene 49 años de edad y tiene dos hijos. Él trabaja en el área de mantenimiento de Fresh River Healthcare en East Windsor por un salario de poco más de $13 la hora. Howard entregó su teléfono celular porque no podía pagar la cuenta mensual, y su cuenta de banco frecuentemente está sobregirada. Sus deudas por tratamientos médicos se siguen acumulando.
Otorgarle un aumento moderado a Careene, a Howard y a sus colegas marcará una diferencia para miles de familias en nuestro estado. Muchas veces escuchamos de gente que quiere irse de Connecticut. Estos empleados no se van. Viven en nuestras comunidades. Son madres, padres, abuelos que apoyan a sus seres queridos y que contribuyen en nuestras ciudades y pueblos. Y no hay que ser economista para saber que un aumento moderado en los ingresos de los trabajadores con salarios bajos probablemente será gastado en bienes y servicios localmente, apoyando nuestra economía local.
Estos aumentos también ayudarán a los asilos a reclutar y retener cuidadores valiosos, por tanto mejorando la calidad de servicios para los pacientes y residentes. Todos compartimos la creencia de que nuestros ancianos se merecen un alto nivel de calidad de cuido, así que todos debemos apoyar a aquellas personas que proveen servicios de cuido.
Los miembros de la 1199 no quieren irse a la huelga. El sindicato canceló la fecha de huelga del 1ro de mayo porque el gobernador aseguró que tomaba en serio sus reclamos. Ese es un paso positivo. Tenemos la esperanza de que el estado pueda entender que ayudar a estos empleados de la salud y cuidadores a mantener sus salarios actualizados al costo de vida será un beneficio para todos, y ayudará a todas nuestras comunidades.
Luke Bronin es el alcalde de Hartford, y Rob Baril es presidente de la Unión de Empleados de la Salud de Nueva Inglaterra, Distrito 1199 SEIU